A esta altura de mis días una manito tocaría la mía, entregándome todo su calor y armonía, su pureza e inocencia. Cómo se siente la ausencia de esta presencia, la vida te arrancó de la mía, arrancó tu cuerpo del mío, pero cómo siento yo tus latidos ausentes.
Extraño el sentirme portadora de vida, incluso sin darme cuenta que lo era.
Gracias por ser mi ángel personal.
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