Por qué me dan ganas de retorcerte el cuello? De mirarte a los ojos y apretarte las mejillas?
Por qué me dan ganas de patiarte en el suelo? De decirte que seré tu maldición?
Se vuelve tan confuso todo, los sentimientos no se mezclan, ni confunden. La compañía que entregas es un regalo, pero cómo hacer para que sea continua y dejar la inestabilidad. Jamás me explicaré el cómo llegaste tan cerca sin ser expulsado por mi forma de ser. Es más deberías odiarme por saber que clase de persona soy pero es lo menos que haces, tal y como un anzuelo, intenta sacarme sin sangrar. Recuerdo haberlo advertido desde hace mucho, aunque sea algo inconsiente es algo de lo que más atrae. Estoy tan... Mariada con todo esto... Intento poner todo en orden y me sacar la última carte de mi torre... Ahh!
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