Ya el invierno se fue de nosotros, pero dejó su marca en mi piel una herida que se congeló. El hielo provoca el ardor y la inquietud de saber si vendrá la primavera ara descongelar esto en mi pecho…
Los rayos son débiles y no los logro alcanzar. Pero a lo lejos en el cielo se refleja un extraño color, todo se ve blanco, quizás es la nieve que me sigue cubriendo con su frio manto… Pero poco a poco me invade una calidez. Se siente tan extraño todo, un escalofrió repentino me hace abrir mis ojos que permanecían cerrados.
Veo el cielo, de un celeste único, el viento roza mi cara y me desordena mi cabello oscuro, distraídamente mi vista se detiene en el dorado personaje que se acerca a mi. Sin razón alguna mi mano se extiende y es correspondida.
